En la película “El Abogado del Diablo” hay una escena en un metro donde hay un diálogo que me encanta. El joven abogado le pregunta a su gran jefe por qué viaja en el metro si es un transporte para la clase baja. Él le responde que le gusta moverse desde las trincheras, que no lo vean venir. Tiene un encanto especial porque el que dice eso es el diablo, pero igual me encanta y lo he aplicado para mi vida.
Obviamente no lo cuento como un ejemplo a seguir ni nada de esas pelotudeces, pero qué bien se siente hacer algo con éxito y que en el fondo tú y solo tú sabes que fue gracias a ti y no te llevas el crédito. Por qué? Yo qué voy a saber por qué. Sólo sé que se siente bien. A veces me preguntan:
-Ay, por qué no te gusta la piña si es tan rica? –Por qué no te comes el nervio de la carne o del pollo si saben tan rico? –Por qué te gusta andar en moto y no en carro?
Yo no sé por qué. Sólo me gusta o no me gusta. Me sabe o no me sabe rico, así de simple.
Para qué llevarse el protagonismo de las cosas? De qué me sirve a mí salir en algún medio de comunicación o en todos diciendo: Sí, yo lo hice!!
Salir en televisión? Lo hice hace muchos años en una citycápsula con mi papá, diciendo que le agradecía mucho por haberme enseñado a querer al club deportivo los millonarios (ese día ganamos).
Escucharme en la radio? Una que otra vez he puesto mi voz para hacer alguna expresión en cuñas como: oohh, aaahh, uuufff, etc.
Salir en una revista? Cuando comencé a trabajar en esto y de manera coincidencial salí en un aviso manejando un twingo.
Seguro que existen los que quieren salir en todos los medios y ser reconocidos por la gente en la calle y que en la sección de farándula de los noticieros los presenten y les caigan en la casa para conocer dónde viven, fijo existen, pero yo no soy uno de esos y no tengo ni 5 de ganas de serlo. Disfruto mucho más siendo uno más, otro cualquiera que camina como todos caminamos y que hace lo que todos hacemos. Si así no más, siendo quien soy, a veces la gente critica y molesta y jode, no quiero imaginar cómo sería si me reconocieran.
Pero estar siempre en las trincheras, que no me vean venir, eso es genial.
Y mejor que eso es subirse en el metro y sentir que hay otros que por lo menos parecen mucho más importantes que yo. Una de esas personas, a eso de las 3 de la mañana empezó a dormirse. Pero en lugar de cabecear subió una mano a la altura de la quijada y la dejó ahí, como suspendida en el aire mientras su mirada se desorbitaba más y más. Depronto un freno brusco al llegar a una estación y la mujer regresa a la normalidad. El metro arranca de nuevo y a los pocos segundos la mano de la mujer está de nuevo en el aire y su mirada buscando un punto fijo entre sus párpados. Si en ese justo momento pasara un metro en sentido contrario a la misma velocidad con una persona en el mismo estado de sueño podrían soñar la una con la otra? Hablarían el mismo idioma? Se reconocerían después si se encuentran frente a frente y despiertos?
No lo sé, pero qué raro se siente estar en un vagón del metro de la ciudad que nunca duerme con otras 8 personas completamente dormidas. Si mal no recuerdo, un par de estaciones antes un saxofonista se encargó de arrullarnos a todos y dejarnos en este profundo sueño que nos lleva al hogar, pero que si no prestamos cuidado, nos puede llevar mucho, mucho más allá.
Qué bien se siente ser una pequeñísima parte. Algo tan diminuto que casi ni se nota, pero al mismo tiempo libre de hacer lo que quieras, de tomar la dirección que elijas, de caminar libremente en un lugar desconocido pero que por extraño que parezca te da seguridad. He caminado mucho, durante todo un día y solo me he detenido para comer algo y ahora para ir a la casa. Tengo demasiada información nueva en mi cabeza y necesito procesarla. Necesito un pequeño descanso para recuperarme y seguir caminando y recibiendo más información porque si no es ahora, cuándo?
Caigo en un sueño donde el metro sigue andando y hay una pelea entre otros pasajeros. Asaltos en ring, con presentación del round con la chica en traje de baño y gente que corea sus nombres. Las luchas se dan de manera espectacular mientras yo saludo con la mano a una pasajera del metro que está viendo la pelea del otro lado. Las puertas del metro se abren y un policía dice:
-I don´t know, you may think I´m crazy, but the next stop could be yours!
Y tenía razón.
1 comentario:
¡Me encanta!
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