Hace poco vi a Harvey Keitel hablando de la vida mientras interpretaba un fanático imitador de Elvis "El Rey". Lo veía en el cuarto de una niña de unos 8 años, acompañado, por supuesto, de sus juguetes, sus paredes pintadas de colorcitos, sus cojines de personajes de disney, su edredón de la barbie. Ella estaba con su mamá en Bogotá, aprovechando sus vacaciones, y su padre muy amablemente me permitió pasar la noche allí. Por un segundo había soltado el control remoto rosado y veía a "El Rey" hablar de la vida. Se cuestionaba qué había de malo en creer en lo que uno piensa que es lo correcto, así no sea cierto. Él vivía bajo esa filosofía y en cierta forma, triunfaba. Todos lo amaban.
Me parecía un poco extraño estar viendo un poco de filosofía, en uno de los cuartos más tiernos del mundo, en una ciudad llena de traquetos, prostitutas, asaltantes y mujeres huecas y operadas.
Obvio que también hay gente buena, pero por un momento yo pensaba que no, o que eran menos. Me sentía como en un oasis, como un niño protegido de todos los peligros en un castillo hecho para él, por un día.
Yo, que había escapado, recorriendo 400Km a 160km/h de mi ciudad, de mi trabajo, de mi monotonía, buscando ese lugar que te hace ver que la vida puede vivirse de otra forma, donde encuentras gente que te saluda sin conocerte como si te conociera.
Es tan fácil encontrarlo, es tan fácil vivir así, que parece complicado.
http://www.youtube.com/watch?v=Tyzv7GR6YUg