18 de junio de 2013

Hikikomori


Ya que trabajo en una agencia de publicidad, a veces recibimos la visita de directores de comerciales de televisión mostrando su reel de trabajo (el portafolio de sus mejores trabajos) para que la agencia piense en ellos y los tenga en cuenta para algún proyecto. Esto tiene mucho de bueno para los que trabajamos ahí porque te sales de la monotonía diaria de estar pegado a tu computador, o estar encerrado en una sala pensando en ideas para salvar el pellejo. En una ocasión recibimos la visita de un director muy particular, Fermín. Tenía un trabajo buenísimo de varias campañas ampliamente reconocidas a nivel mundial por su creativa manera de mostrar las cosas y al mismo tiempo por su simpleza y frescura.
Fermín acompañó su muestra de trabajos junto con pequeñas curiosidades que nos contaba sobre cada proyecto en particular. Fue un gran momento, maravilloso reel.
Realmente me sentía un poco frustrado, porque sabía en ese momento que nunca tendría la oportunidad de trabajar con él, ya que la cuenta para la que trabajo, no hace proyectos como esos, se limita a lo de siempre, pendones, stands, vallas y carros vallas, etc.
El caso es que Fermín nos mostró un proyecto que se me quedó en la cabeza. El proyecto en sí era bastante raro para nuestra cultura habitual. El video mostraba a un chino inmenso que había permanecido en su apartamento por años sin salir. Uno de esos personajes extraños que decide no salir más de su casa y se la pasa pegado a un computador y pareciera que vive en el más exagerado ensimismamiento que pueda existir.
La idea de la campaña es mostrar que hasta ese personaje, que en Japón llaman Hikikomori,  decidió salir de su casa con el propósito de ir a un festival de film en España. La idea puede parecer buena, mala o lo que sea, dependiendo del juicio de cada cual. Lo que me dejó pensando es que Fermín nos contó que lograron conseguir para el proyecto a un Hikikomori de verdad, es decir, a un personaje que decidió no salir nunca más de su casa. En serio.
Es posible que le hayamos caído bien a Fermín o que él sea así de abierto y buena onda con todos los que conoce, el caso es que nos reveló un par de detalles más. Resulta que al hablar directamente con el personaje, para ver si contaban con él para el proyecto o no, le explicaron muy bien que tendrían que filmarlo fuera de su casa. Lo llevarían de verdad a España, muy lejos de su casa. Para sorpresa de todos, el personaje accedió a salir de su casa y viajar muy lejos de ella a cambio del dinero que se le ofrecía como personaje principal y una pequeña exigencia: al acabar todas las filmaciones y el trabajo que se necesitara, tendrían que llevarlo a un centro de prostitución.
Puede ser que nuestra cultura está acostumbrada a un tipo de bromas bastante particulares, o puede ser por cualquier otra razón, el caso es que no le vieron problema y lo contrataron. Apenas se terminó la grabación y el show como tal, el personaje exigió que se cumpliera lo que había pedido. Y así lo hizo. Se fue a un centro de prostitución de la ciudad y luego a su natal Japón donde continuó con su vida de ensimismamiento.
Es raro que un tipo como ese, terminara su trabajo como lo hizo? Un hombre siempre será un hombre y tendrá los mismos instintos así viva enclaustrado o libre? La prostitución puede tomarse como un premio? Todo este escrito es una basura?


17 de junio de 2013

Suerte


En el barrio no se escucha nada.  Son las 3 de la mañana y las luces rojas y azules de una patrulla de policía cubren todas las casas con sus flashes, pero no se escucha un ruido. Lo que antes era alegría, risas, música y baile ahora parece que nunca hubiera existido. Jairo, un joven conocido del barrio por tener un ligero retraso mental gracias a un fuerte golpe que recibió en una manifestación cuando era niño, era el más feliz de todos hace solo unas horas. Ahora no se le ve por ninguna parte. Ha huído. Alguien lo vio correr a las afueras del barrio, sin rumbo fijo pero con cara de tragedia.
Todo comenzó hace exactamente 1 mes y 3 días. La tía de Jairo le pidió que fuera a la tienda a comprar unos alimentos para la cena, pero en la tienda se encontró con El Mello. El Mello es también conocido en todo el barrio por su particular manera de hacer las cosas. Desde pequeño ha sacado ventaja de todo y de todos los que ha podido. Dicen que una vez el cura del barrio lo puso a recoger las ofrendas durante la misa a modo de represalia por haber falsificado sus notas del colegio. Error. El pequeño de 11 años desapareció con las colaboraciones y regresó pidiendo perdón y jurando ante Dios que se las habían robado.
Lo cierto es que Jairo se encontró con el Mello y ahí empezó todo. El Mello lo convenció para que, en lugar de comprar lo de la cena, le comprara un billete de lotería. –Te podrás comprar toda la comida que quieras con este billete! –A tu tía nunca más le hará falta nada- le dijo el Mello.
Al regresar a casa, Jairo le contó lo sucedido a su tía y ella al ver el billete, se dio cuenta que ya había jugado hacía 2 meses. No servía para nada. La tía de Jairo acudió al cura, y éste, por medio del diálogo, logró algo verdaderamente imposible: El Mello le daría un billete de lotería válido a Jairo. Todo el barrio lo supo.
Y sí, el billete ganó. Pero antes de eso, pasó algo que dejó las cosas mal. La tía de Jairo murió. Un fulminante ataque al corazón y un sencillo velorio fue su despedida. Como Jairo no tenía más familiares, viviría con el cura mientras conseguían un lugar más apropiado para Jairo.
El premio mayor cayó y el segundo seco, la nada despreciable suma de 200 millones de pesos (110.000 dólares), cayó en las manos de Jairo y el cura del barrio. Tanto el cura como Jairo decidieron hacer una fiesta para todo el barrio. La mente de un niño de 5 años de Jairo le decía que tenía que compartirlo todo y al cura le pareció bien. Al que no le pareció nada bien fue al Mello, que exigía su parte por haber comprado el billete.
Todos en el barrio estaban de acuerdo en que por fin el Mello había tenido un poco de su propia medicina. Su intención de engañar a un retrasado le había dado un puntapié justo en el rostro. Era demasiado para su ego.
El Mello llegó al final de la fiesta con su mano derecha en el bolsillo y con cara de pocos amigos. Cuando estaba bastante cerca del cura, sacó de su bolsillo un revolver S&W 60 modificado con las uñas, le apuntó y le dijo -ésta es la última que me haces!-
Justo cuando disparó, el brazo de Jairo levantó el revolver y desvió la bala salvándole la vida al cura, pero llevándose otra. Mientras el Mello amenazaba de muerte a Jairo por intrometerse, Martha, una vecina del barrio salió de su casa gritando con su hija entre sus brazos. –Mataron a mi niña!! Mataron a mi Sarita!!
Entonces el Mello le dio al arma a Jairo y le dijo algo que solo él pudo oír. Algo que cambió la vida en el barrio para siempre –Tú la mataste. No yo.
Jairo comenzó a correr y el Mello también. Ambos corrieron para escapar. Uno escapaba de la policía, de la cárcel, del castigo. El otro del destino, de la realidad, de nosotros.



13 de abril de 2012

Obama incógnito en Colombia.


Ya que mañana viernes el presidente de los Estados Unidos llegará a nuestra querida Cartagena y se quedará allí hasta el domingo, me parece conveniente hacer algunas reflexiones sobre su visita. Además, todos los medios de comunicación del país hablan del tema. De lo que va a comer, de dónde va a dormir, de la seguridad, de lo que hablará, en fin. En verdad causa revuelo, es una gran noticia que uno de los mandatarios más importantes del mundo venga a nuestro país y por eso se han tomado varias medidas preventivas para que su estadía en la heroica sea la mejor.

Se le prohibió la entrada a los comerciantes que caminan por la playa ofreciendo fruta, shakiras, masajes y gafas oscuras. Qué oso que le ofrezcan esas cosas. Se quintuplicó la seguridad en el sector, con vigilancia aérea y francotiradores estratégicamente ubicados. Se eligieron diferentes menús de comida internacional fuertemente supervisados para garantizar la seguridad de los mandatarios, tanto de su vida como de su estómago. Y se “escondieron” algunas cosas que se consideran no convenientes. Qué oso que los mandatarios se lleven una mala imagen de nuestro país.

Seguramente todo marchará a la perfección y la reunión será un éxito. Pero, ¿qué pasaría si los mandatarios tuvieran la oportunidad de conocernos de verdad? ¿Qué pasaría si tuvieran contacto directo con nuestras costumbres?

Imaginemos por un momento que es posible, que Barack Obama viene de incógnito. Encontró una casa en Cartagena por couching y se quedará en Colombia no menos de un mes, en los lugares más populares del país para conocernos más a fondo.

En la costa colombiana caería rendido frente a nuestras playas, y también caería a causa de la gran cantidad de licor al clima que ingieren los costeños junto con la grasa de la arepaehuevo, suero costeño y ceviche playero de la semana anterior. Le ofrecerían una burra, como muestra de hospitalidad, para que calme sus nervios y disminuya el stress. Le llenarían la cabeza de shakiras y, ya entrados en confianza, se sorprendería al descubrir que los dueños de casa le abrieron la maleta y se pusieron sus cosas.

En Antioquia su estómago seguiría sufriendo porque, como es menester, lo llevarían a saborear un plato típico que un estómago normal no está acostumbrado a digerir, por lo menos no al mismo tiempo. Y es que una combinación de fríjoles, carne, arroz, aguacate, chorizo, plátano, chicharrón y arepa rebosante de mantequilla es un trabajo duro para cualquier extranjero. Lo llevarían al parque Lleras, al Poblado, a la discoteca Mangos y descubriría la belleza de la mujer paisa. Pero saldría disparado, literalmente, porque una de las mujeres con la que bailó y chupó piña toda la noche resultó novia de un señor obeso, armado, con una camioneta muy grande y con muy mal genio.

Llegaría a la capital de la república donde descubriría que los taxis tienen la vía y no los peatones, las busetas tienen la vía y no los taxis, las caravanas de camionetas escoltadas tienen la vía y no las busetas, y ninguno de ellos tienen vías decentes por donde transitar. Le daría una nueva interpretación al slogan publicitario mientras camina por San Victorino, “El único riesgo en las calles de Bogotá, es que las quieras caminar” y se le acabaría el viaje al utilizar el medio de transporte transmilenio, porque saldría al descubierto en los noticieros, por un video aficionado donde lo vemos siendo víctima de una organización de atracadores que lo despojan del celular, la billetera, los papeles, las cadenas y todo sin que él se de cuenta.

Habría rueda de prensa, donde los medios de comunicación le harían preguntas muy creativas para informar a la gente lo que sucedió:

-Presidente Obama, por favor cuéntenos qué sintió al ver que le habían robado.

-Presidente Obama, ¿ya probó la bandeja paisa o el ajiaco?

-Presidente, ¿usted ha escuchado hablar de Juanes o de Shakira? ¿Sabe quiénes son?

-Presidente Obama, ¿qué opina de la belleza de la mujer colombiana?

-Presidente, ¿de dónde sale “el Barack”? ¿Por qué Barack?

-Presidente, si no hubiera sido presidente, ¿qué le hubiera gustado ser?

-Una última presidente, una última. Como homenaje a usted, hemos traído un grupo vallenato, un sombrero, una ruana y la bandera de Colombia. Por favor recíbalos como un regalo y muestra de nuestra hospitalidad.

Estalla el vallenato. Una mujer se acerca a Obama y le baila sugestivamente, luego lo hace bailar con ella mientras los flashes de las cámaras parecen no terminar nunca. Todo bajo un pliego de cartulina blanca en la que alguien escribió a mano:

BUEN VIAJE PRESIDENTE OBAMA, QUE VUELVAS.

4 de abril de 2012

No sé qué pasó.

Recuerdo que por allá en los días de 5to ó 6to grado, cuando las hormonas están recién desempacadas y todos mis amigos y yo nos sentíamos curiosos por tener relaciones sexuales, pensamos en que ser un actor porno sería lo mejor que le podría pasar a cualquiera de nosotros.

Las profesiones más deseadas van cambiando a medida que vamos creciendo, es normal que un niño pequeño quiera ser policía, detective, bombero, agente secreto o médico. Pero recuerdo el momento en el que me imaginé ser actor porno porque no era un deseo que se pudiera compartir con un adulto ni con una mujer. A ellos había que decirles (con una gran sonrisa que invitara a la seguridad personal) yo quiero ser arquitecto! Ingeniero! Abogado! Esas profesiones también podían ser objeto de una conversación, pero nunca tanto con ser actor porno.

Para nosotros esa profesión solo tenía cosas buenas. Estar con mujeres hermosas (pero muy putas), buen salario, horario cómodo, buen estado físico. Y ahora que lo pienso mejor, podría tener un par más: Pocos jefes, haces lo que tú quieres y no lo que quiere el cliente y el sexo siempre estará de moda.

Ahora que existen muchas formas de encontrar de nuevo a esos amigos de la infancia perdidos en el tiempo, he visto que soy uno de los pocos que no se ha casado todavía ni tiene hijos. No he encontrado ningún amigo que se haya convertido en actor porno, lo más cercano es uno que participó en un reality sin mayor protagonismo.

No sé si todos ellos probaron suerte en el negocio del porno o le perdieron interés o nunca lo consideraron o se les convirtió en un sueño reprimido, pero ninguno es actor porno.

Uno de ellos me dijo que se iba a ir a vivir al llano porque allá las mujeres eran muy fáciles cuando se les decía que uno venía de la capital. Cuando lo encontré en una red social aparecía en la foto más calvo, sonriente y con una mujer a cada lado. Parece que no le ha ido nada mal.

Otros ponen una foto de su infancia, cuando eran tiernos niños. Al ver los comentarios que hace la gente en ese tipo de fotos, el 99% son femeninos y evocan ternura. Me arriesgo a decir que a ésos no les ha ido muy bien que digamos. Lograr que una mujer te diga que “eras” muy tierno o lindo me parece un buen avance, pero creo que está muy lejos de despertar la leona en celo que puede llegar a tener una mujer por dentro. Me parecerían más valientes si pusieran la foto de bebés en bola que todos tenemos, aún mejor si se están orinando, para darle a la situación el toque varonil, la virilidad que merece.

La gran mayoría ponen fotos de sí mismos en su mejor ángulo, generalmente con gafas oscuras y con cara de serios. Siempre queriendo lograr, aunque sea de manera inconciente, la foto del afiche de Stallone interpretando al rudo detective Cobretti en la película Cobra. Un tipo duro, que no se deja de nadie, que hace lo que sea necesario para lograr sus objetivos y que siempre anda con las mujeres más bellas. No sé en qué momento se dejó de usar el fósforo en la boca, debería regresar.

Otros ponen fotos de sus héroes, reales o de fantasía, alguna foto que les haya gustado o algún momento que les recuerde algo que les encanta. Pero, si fuera un actor porno, qué pondría de foto? Sus mejores momentos? Sus conquistas? Una foto de sus amigas sería la envidia de todos los demás que lo conocemos. Daría mucha tristeza comparar nuestras fotos con las de él.

Hay otros a los que les ha ido muy bien en la vida. Han viajado por el mundo, tienen carros, propiedades, motos, una familia. Parecen felices. Siempre sonriendo, siempre pasándola bien en todas partes.

Puede que mi educación no haya sido la mejor, o si lo fue, puede que yo me las haya ingeniado para salirme con la mía, en todo caso ya no me interesa ser actor porno ni ser el mejor en la profesión que escogí. Tampoco me interesa que mis fotos sean la envidia de algunos o de ninguno. No sé si sea malo o bueno, pero todavía me pregunto qué hubiera sido de mí si me hubiera presentado a ese casting para aquella película xxx.

26 de julio de 2011

Pesadillas en la vida real.

Siempre han pasado por mi mente mis peores pesadillas. Las sueño despierto. No recuerdo muy bien cuántas he tenido. No sé cuántas me faltan pero hoy se han cumplido 2. Hoy me dijeron la peor frase que he escuchado en mi vida, el peor insulto, la peor noticia. Y me la dijo un tipo buena onda.
-Usted no puede volver a jugar fútbol.
Qué mal se siente oír eso. Me siento como un emo se debe sentir todo el día.
Sí, de verdad todo es horrible y sabe a mierda. Y lo bueno que existe no es lo suficientemente bueno como para opacar lo malo. Se lo lleva, lejos.
Será que me mato? Y por qué no mejor me parto un brazo?
Siempre he tenido una pesadilla en la que no tengo un brazo. Es una sensación muy extraña porque no se siente mal, todo sigue siendo real, pero algo falta. Intentar mover los dedos es impresionante, se siente como si algo o alguien que siempre ha estado ya no está. Y no hay nada que puedas hacer para repararlo.
Bueno, partirme un brazo no, no soy tan idiota, pero podría hacer un daño menor para ser incapacitado médicamente por unas buenas semanas. No sé bien si necesito un descanso, o esto nunca me gustó, o todo me está saliendo por el culo y será una mala racha y pronto pasará, o nunca, o siempre ha pasado y hasta ahora me doy cuenta.
Lo que desencadena una mala noticia es terrible. Un efecto dominó que puede tumbar lo que parecía estable. Si hay algún logro, parece insignificante. Nubla la mente, la desubica. Con eso no quiero decir que mi mente esté perfectamente bien ubicada. Por eso mismo, creo, apareció la pesadilla número 2.
Estaba acostado en mi cama jugando Play y depronto sonó el teléfono. Pensé en levantarme pero algo me lo impedía. Tardé un poco en reaccionar hasta darme cuenta que ahí estaba, no me dejaba levantar. Hice el doble de esfuerzo y conseguí levantarme, contestar el teléfono y hablar un rato. Le perdí cuidado a lo ocurrido porque era mi mamá y me habló de unos papeles importantes que tenía que conseguir. Al terminar la conversación, me acosté de nuevo, solo para recordar el incidente del esfuerzo extra para levantarme. Me quedé inmóvil durante unos minutos, luego intenté levantarme de nuevo y ahí estaba. Maldita sea. No dicen que esto no le pasa sino a los que se lo merecen? no dicen que unos nacen con ésto y otros no? yo no nací con ésto. Yo solo lo soñé. Será que me pasó ésto por la vida que llevo? Por no ir al cumpleaños de mi tío en 2do grado? Por ponerle los cachos a una de mis novias? y a otra también? o por haber hecho copia en un examen de democracia en el colegio? Pero cuál democracia?
Ya no importa, sé que por alguna razón me lo merezco. Me merezco esta panza fofa que me acaba de salir y que me estorba. Se irá? no lo sé. Por ahora está aquí y es una pesadilla.
Maldita sea!

14 de junio de 2011

Aparentar no funciona conmigo.

Todo comenzó cuando un compañero de mi curso (4to de primaria) llegó al paradero donde esperábamos el bus del colegio sin su lonchera habitual. Es un idiota, pensé. Olvidó su lonchera y lo veré corriendo por ella a su casa para volver sudado y asustado.

-Y su lonchera?

-Ya no tengo.

Por un momento pensé que me estaba mintiendo. Que estaba haciéndose el interesante para no tener que correr por su lonchera y regresar sudado.

-Y entonces ¿no lleva nada de comer?

-Sí, en mi maleta llevo un par de cosas.

Ahora lo entendí todo. Existía alguien que estaba en mi mismo curso y no llevaba lonchera y yo sí. Miré mi lonchera del pato Lucas y luego lo miré a él. Un estudiante con maleta. Luego me miré a mí. Un niño con lonchera. Gran diferencia.

Durante el resto de la semana estuve hablando con mi madre. Intentaba convencerla de que ya no necesitaba una lonchera. De que era cosa de niños. La charla tuvo un final feliz, terminé abandonando mi lonchera, más no lo que mi madre metía en ella. Ahora el banano, el yogurt, el sándwich y la chocolatina jet estaban en algún lugar de mi maleta. Por ahí. Ahora cuando veía alguien con lonchera solo pensaba que eran niños o idiotas.

Recuerdo que un día el bus se demoró mucho en recogernos. Tanto que algunos se sentaron a esperarlo en el andén. Yo, por mi parte, tenía una maleta muy grande en la que cabían muchas cosas, por eso me senté encima de ella. Cuánto puede pesar un niño normal que está en 4to de primaria? 40 kilos? 50 kilos? No sé. El caso es que al sentarme encima de mi maleta escuché un pequeño estallido. Algo así como un golpe con una almohada. Nada importante, pensé. A los 5 minutos llegó el bus y a la hora estaba sentándome en mi pupitre del salón de clases.

-Buenos días, saquen sus cuadernos y abran su libro en la página 32. –Dijo la profesora. Una mujer canosa de 130 kilos. De aspecto tosco, muy mal humor y mal olor.

Abrí mi maleta y al sacar el cuaderno descubrí que algo no estaba bien. Mi pupitre quedó manchado con algo. Al mirar detenidamente dentro de la maleta, vi una especie de líquido en la base y un olor a yogurt que eclipsaba el de la profesora.

-Madamme, puedo ir al baño? Es que se me explotó el yogurt en la maleta.

(Risas).

-Vaya a ver.

Desde entonces todos mis libros, cuadernos, diccionarios y demás tenían una marca registrada. Una marca lateral que evidenciaba su exposición al yogurt por más o menos 1 hora. Por más que lavé varias veces la maleta nunca dejó de oler a yogurt. La profesora tampoco cambió su maldito olor nunca y además me rajó en español.

Recuerdo perfectamente otro episodio. Tenía más o menos la misma edad y 2 primas estaban de visita en mi casa. Mi padre dijo en voz alta que si las podía llevar a comer helado. Solo teníamos que caminar un par de cuadras para llegar a la droguería donde había una nevera llena de productos con helado para elegir a placer.

El problema era que vivíamos al lado de un asadero de pollos que por esa época sacó una promoción que le fascinó a la gente. Cómase un pollo y reclame un kokoricóptero. El andén estaba repleto de carros, casi no había lugar por dónde pasar. Por ese entonces pensaba que era muy ágil para mi edad y empecé a pasar por entre los carros sin darme cuenta que uno de ellos todavía estaba siendo conducido y no había terminado de parquear. Pasé por la parte de atrás de ese carro y mientras lo hacía, recuerdo perfectamente lo que quisieron decirme con su mirada: no seas estúpido, no puedes pasar por ese lugar tan estrecho. Y también recuerdo perfectamente lo que quise decirles con mi mirada: no pasa nada, soy muy ágil. Acto seguido, el comencé a pasar por el estrecho mientras el conductor puso el freno de mano y el carro se descolgó lo suficiente como para aprisionar mi pierna junto al otro carro, pero sin hacerme daño. Simplemente no podía salir. Golpeé repetidas veces el maletero del carro. Las suficientes como para hacer reír a mis primas y para que el conductor entendiera lo que estaba pasando, me sacara de ahí y empezara a reír también. Luego comimos helado.

Una vez más, por esa misma época. Yo no pensaba que fuera bueno para jugar fútbol, pensaba que era una especie de mago del balón que podía hacerlo todo. Tenía un balón de micro en mi casa y hacía las delicias de mi imaginación. De nuevo, una visita de alguna prima, o hija de una amiga de la familia, o lo que sea. Y cuando el momento lo ameritó, lo dije: -Yo puedo hacer muchas cosas con el balón.- Acto seguido, hice un par de piruetas bastante torpes y al darme cuenta que estaba perdiendo la atención de la chica, decidí pararme encima del balón y hablarle de otra cosa, pero todo para que se diera cuenta de mi excelente dominio de la esférica. Creo que pasaron 3 segundos y la física hizo lo suyo. Perdí el equilibrio, porque como es natural, nadie puede pararse encima de un balón de micro y caí de bruces al suelo.

(Muchas risas)

Quise parecer músico, bilingüe, musculoso, aguantador de trago, profesional, conocedor de arte, etc, etc, etc, y siempre me fue mal. Ahora no aparento ser nada, solo soy yo. No me va muy bien que digamos, pero por lo menos no hago el ridículo tan seguido.

24 de mayo de 2011

Otra profesión.

Uno nunca debería salir más temprano de lo acostumbrado en el trabajo porque se da cuenta que hay una vida que existe allá afuera. Y además existe sin su ayuda. Esté o no esté usted todo sigue, todo evoluciona, la gente se mueve, hace negocios, hace proyectos y todo eso ocurre mientras usted pasa todo el día en su oficina. No es fácil descubrirlo, se necesita salir temprano un día, y eso rara vez ocurre.

Por ejemplo yo una vez salí temprano porque algo que comí al almuerzo me dio alergia. Parecía que un ejército de zancudos jején me hubiera atacado la cara. Me asusté y me fui al hospital. Camino hacia allí me di cuenta que había mucha gente trabajando en sus cosas, en el parque, vitrineando, caminando, paseando el perro, haciendo ejercicio. Estamos hablando de un martes a las 3:00pm. Y yo generalmente salgo del trabajo a las 7:00 y eso es temprano.

En fin, ese día llegué al hospital y pasé allí 1 hora, aproximadamente. Me inyectaron algo y la alergia se fue, y yo también me fui pero a mi casa. No iba a regresar al trabajo ni loco. Alegué seguir en el hospital por lo que según me habían dicho era una intoxicación leve, pero de cuidado.

Lo raro es que al ver tanta gente haciendo tantas cosas fuera de una oficina, a mí solo se me ocurrió quedarme viéndolos. Contemplando lo que hacían, las conversaciones que tenían, los movimientos tranquilos o desesperados.

Por qué tenemos que vivir para trabajar o trabajar para vivir? No hay otra manera de pasar el tiempo en una ciudad o cualquier lugar del mundo así no seas millonario? Si no trabajas eres símbolo de alguien desadaptado, que no sabe ni donde está parado, de un subnormal que terminará en la calle como un loco desechable.

Debí haber seguido en el fútbol y haber puesto toda mi energía en eso, así arreglaría mis problemas a patadas o cabezazos, una manera bastante básica pero efectiva. Lo malo es que seguramente me hubiera tocado jugar en un equipo de la B, qué digo B, de la C ó D. Y yo siempre he sido un tipo muy cómodo, jugar en las mejores canchas, los mejores guayos, la buena mesa, la cerveza, que nadie me dé órdenes, que en fondo pueda hacer siempre lo que yo quiera, y creo que no pasaría los controles antidoping.