Ayer eran las 11am, me había levantado a las 8 y había hecho deporte. No había desayunado, entonces el estómago me dio una fuerte orden.
-Es qué no me piensas dar nada, imbécil?
Me atreví a ofrecerle su mejor antojo, siempre me han encantado unos emparedados de Charlie's Roastbeef. ???
Le compré 2. El primero no estaba tan bueno, creo que era el pan. Pero cuando probé el 2do, definitivamente era el pan. Por qué me cambiaron el pan?
Creo que llevo más de 10 años comiéndome el mismo emparedado con el mismo pan y por eso me gusta, porque siempre es igual.
Terminé quitándole una cara del pan y definitivamente sabía mejor. Cuando no quise más, fui donde el vendedor y en pocas palabras le pregunté:
-Oiga, usted, por qué me cambiaron el pan?
El tipo dijo -lo que pasa es que éste si es el verdadero pan muffin.
Insistí -osea que el anterior no era el verdadero pan?
-no, no lo era. Éste sí es.
Osea que me han tenido engañado por más de 10 años? Eso poco y nada me importa. Lo que me importa es que me cambiaron el pan y punto. Qué me va a importar que sean unos idiotas que se atreven a decirle a un cliente que lo han engañado por más de 10 años, o que simplemente les dio por cambiar el pan porque les salía más barato, o que crean que esta receta está mejor que la anterior, lo que a mí ahora me importa es dónde voy a conseguir el emparedado que tanto me gusta.
Pero se ha convertido en una obsesión. No entiendo cómo pueden ser tan idiotas. O es que me siento demasiado indignado y eso me ciega y no me deja ver. Puede ser. Depender de un restaurante para que tranquilice el antojo de un estómago significa estar completamente indefenso, vulnerable. Me hirieron y me duele. Me importan muy poco los nuevos comenzales que crean que el emparedado English Muffin es ahora lo mejor. Lo mejor era antes y le cambiaron el pan. Ahora ya no lo es y tienen un cliente menos.
Ahora no es que le vayan a echar la culpa al pobre bobo que me respondió semejante estupidéz. Seguro que él no ordenó cambiar el pan en todos los restaurantes. Yo me refiero a ése. A ése personaje que decidió cambiarme el pan, al bellaco que dio la orden. Al irrespetuoso y malagradecido que le importó un corcho de vino los más de 10 años que llevaba de existencia el English Muffin y lo cambió. Estoy seguro que al escribir esto, no voy a cambiar nada y el emparedado no va a volver a ser lo que era, pero era lo mínimo que podía hacer, en lugar de agarrarme a insultos con el aguevado del local.
Somos seres que se adaptan fácilmente a los cambios para sobrevivir. Yo no me voy a adaptar al nuevo English Muffin porque no me da la gana. Y si el doctor me dice que tengo que comer ese emparedado por el resto de mi vida o me muero, encontraré el maldito pan que me gustaba antes, iré al restaurante, pediré el English Muffin y le cambiaré el pan en el restaurante para que todos me miren y aprendan que un hombre puede adaptarse a los cambios, o puede morirse comiendo lo que le gusta, pero feliz.
Malditos sean.
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