28 de abril de 2010

Colabore

Un colaborador nace o se hace? La sociedad los forma? Los transforma o los deforma? La constitución los cobija o los favorece? Son una especie en vía de extinción? Un niño colaborador de una parroquia tiene más probabilidades de ser “inducido” por un cura que un niño poco colaborador? Hay estudios serios al respecto? Hay respuestas? Porque preguntas si hay y muchas.

Algunos dirán que es una tontería, otros dirán que es una tontería aún más grande, pero qué le vamos a hacer?

La frase que acabo de escribir me define como un colaborador pasivo o activo? Hay discriminación por los colaboradores? Creo que ninguna de estas preguntas se responderá a continuación, pero en todo caso me parece importante hablar del tema.

Por qué?

Pues todo nació un día en el que un amigo me contó una anécdota que tuvo en la carrera 7ma, una de las principales vías de la capital de la república de Colombia. Resulta que mi amigo manejaba normalmente en uno de esos terribles trancones que se arman por la cantidad excedida de vehículos que hay en la ciudad. El semáforo cambió a rojo pero el conductor del bus se lanzó para pasarlo. Como el trancón era fuerte, el bus no podía avanzar y quedó en la mitad de la calle bloqueando por completo el paso. Acto seguido, mi amigo, que era el primero en la fila del bloqueo, sacó la cabeza por la ventana y le dijo al conductor del bus –Hermano, mire el trancón que está haciendo.- A lo que el conductor respondió –Colabore!!! Sssss!!!

Un colaborador es una persona que piensa en grupo, en ayudar, en no molestar a los demás con sus actos. Al que no colabora todo eso le vale huevo. Un colaborador colabora en todo momento y en todo lugar, por ejemplo en el baño. Si entra a un orinal y el orinal está lleno de pelitos, el colaborador apunta hacia los pelitos y los va llevando al sifón. Y los va llevando y los va llevando. Es decir, que hace lo que tiene que hacer y al mismo tiempo colabora para que el baño no esté tan feo. El que no es colaborador le vale huevo y apunta hacia el orinal y ya. Si le da a un pelito, bien, si no, también.

Imagínense la siguiente situación. Estamos en un cinema, la película está buenísima y a nuestros personajes les hace efecto el maíz pira que se comieron y saben que muy pronto, quiéranlo o no, saldrá un gas. Es algo muy común. El colaborador no se quiere perder ni un segundo de la película, pero sabe que si suelta el gas molestará a los demás. Algunos harán caras o sonidos de desagrado que lograrán sonrojarlo, pero como está oscuro y hay tanta gente nadie se dará cuenta que fue él. Igual, no se quiere arriesgar y se levanta de su puesto, va a baño rápidamente y suelta el gas a placer para regresar a ver la película. El que no es colaborador le vale huevo. Suelta el gas a placer en su puesto porque asume que los demás harían lo mismo. Además de eso, su mente ya programada para este tipo de situaciones, bloquea las caras y sonidos de desagrado que hagan los que se encuentran a su alrededor.

Tanto la película como el baño continúan cumpliendo su función normalmente, pero a qué precio?

Ahora volvamos al conductor del bus. Existen varias posibilidades. Por un lado, el conductor puede ser un genio que lee las mentes de las demás personas y con la mayor frescura se lo demostró a mi amigo en la cara, diciendo las palabras que él estaba pensando. Por otro lado, el conductor puede ser un tipo muy sensato que reconoció el error que cometió y al verse imposibilitado de solucionar el problema, solicitó la ayuda de mi amigo pidiéndole su colaboración. Lastimosamente mi amigo no podía y no pudo hacer nada más que esperar a que el trancón se moviera. Otro punto de vista podría ser que el conductor del bus es un ignorante completo que no entiende qué significa un semáforo en rojo y mucho menos sabe el significado del verbo colaborar, pero lo veo poco probable porque aquí en Colombia los conductores de bus son unos tipos muy bien preparados. Yo qué sé.

Si tuviera el poder de hacerlo, metería al conductor del bus a un orinal en el que hay muchos pelitos para saber si es un colaborador pasivo o activo. A mi amigo también. El experimento arrojaría muchas respuestas y despejaría muchas dudas sobre el dilema. De ser posible, lo haría con una población reducida de conductores de bus para poder armar un mapa aún más claro de sus personalidades. Desafortunadamente este estudio no se podrá llevar a cabo. Lo que sí puedo hacer es poner muchos pelitos en el baño de mi casa, invitar a mi amigo y darle varias cervezas para que entre y luego analizar su reacción. Eso por lo menos me daría una visión parcial del problema. Algo es algo. O eso es lo que hay. Hay que ser recursivo, trabajar con lo que mi Dios nos dio. Con los pelitos, por ejemplo.

Lo cierto es que ambos querían que se solucionara el problema y creo que eso aplica para todos los problemas anteriores de tolerancia y colaboración. Todos queremos que el olor del gas se vaya, queremos que los pelitos se vayan por el sifón, queremos que el trancón se acabe. Si nos molestamos no vamos a solucionar nada. Pero qué bien se siente echarle la grandísima madre a los conductores de bus.

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