un día más

Si le dicen a un grupo de personas que se callen, cuántos de ellos lo harán y cuántos gritarán aún más fuerte?
Si el niño más grande del salón le da un calabazo a los otros, cuántos de ellos se lo regresarán?
Cuántas personas reciben una cerrada en la calle y persiguen e insultan al culpable y cuántas lo dejan pasar?
50 - 50?
60 - 40?
Cuántos somos capaces de decir lo que pensamos sin callarnos nada?
Cuántos vivimos llenos de miedo y atormentados por "lo que puede llegar a pasar"?
A cuántos de nosotros nos han dicho cosas que nunca nos cumplen, y cuántos de nosotros siguen esperando a que nos las cumplan?
Cuántos de nosotros leemos la letra chiquita?
Por qué la gran mayoría trabaja en cosas que no les gustan para poder disfrutar de lo que si les gusta? Es lo lógico? Es así porque así tiene que ser?
Si no estoy ni de un lado ni del otro es peor?
Estar preocupado en todo momento es ser adulto?
Me siento como un niño chiquito al que le dio la preguntadera y no va a parar hasta que su papá le diga que lo haga. Igual, si tuviera las respuestas no sería diferente porque aparecerían otras y luego otras. Una bola de nieve que no para y frecuentemente termina en: Quién soy yo? Por qué estoy aquí?
Cruzado de piernas, dedos y brazos permanezco mirando un monitor sin moverme, pareciendo estar pensando en algo pero en realidad no hay nada, y si lo hay, desenfoco la mirada para no ver nada claramente, porque para qué concentrarse en una página o en una letra bold subrayada si puedo imaginarme montando un camello con alas. Lo llamaría Came-Gazo. Me llevaría con su elegancia sobre los que callan, los montadores, los histéricos, los incumplidos, los ladrones y los injustos, me verían volar con envidia porque ya no pueden afectarme, porque ya no pueden confundirme ni llenarme de preguntas.
Ahora solo somos Came-Gazo y yo, como dos viejos amigos caminando sin rumbo, sin preocupaciones, sin....////
////... A la realidad.
Manos al mouse y al teclado. Carreras, afán, angustias, peleas por formas de pensar diferentes, sudor en las manos, errores de última hora, hipócritas queriendo caer bien. Un día común y corriente.