No puedo esperar a que cambie su manera de pensar.
Es tarde y estoy intentando andar por un camino en línea recta.
Ya es bien entrada la media noche y hay gente por ahí. Algunos van muy bien, otros van muy mal.
El aire quema y yo estoy tratando de pensar de la mejor manera posible pero no sé cuánto más pueda esperar.
Yo la quiero.
Estoy intentando recuperar lo que sentíamos.
Seguro que ella entiende.
Que mi corazón se mueve cuando la pienso.
Quererla me irió y yo vivo respirando por la herida.
Ojalá hubiera sabido qué era lo que me iba a enamorar de ella.
Respiro profundo, cierro los ojos y no sé cuánto más pueda esperar.
El cielo siempre está gris y yo busco en todas partes algo que me dé felicidad, de día y de noche. Ya no me importa para dónde voy, pero sigo. Y si alguna vez me la cruzo por el camino me gustaría pensar que me voy a controlar.
Pero no es verdad.
Así es cuando todo se esfuma y yo no sé cuánto más pueda esperar.
Estoy condenado a quererla y a caminar junto a los problemas. La pienso y pienso en todos los lugares en los que podríamos haber andado juntos.
Alguien puede pensar que esto es increíblemente chistoso, pero ya termina.
Porque después de todo este tiempo ella sigue siendo la que yo quiero. Cuando me meto en mi cabeza a buscar, veo que dejé mi vida con ella, en algún lugar de un camino en línea recta.
Yo pensaba que por estos días, ya vendría siendo hora de haberlo superado, pero no sé cuánto más pueda esperar.
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